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En la segunda entrega de “Ellas Lideran” tuve la oportunidad de estar con Alejandra Ríos, una fuerza imparable en el mundo de los negocios, Presidenta Ejecutiva de Ambrosía y Tiburona en *Shark Tank México. Ale no solo ha llevado a su empresa familiar a nuevas alturas, sino que ha creado un movimiento que inspira y empodera a miles. Su historia es un ejemplo vivo de cómo la determinación y una visión clara pueden transformar una industria y, de paso, romper barreras de género.
Desde muy joven, Alejandra supo que quería forjar su propio camino. Cuando tenía solo 19 años, su papá falleció y, aunque su familia esperaba que ella se involucrara de inmediato en el negocio familiar, Ambrosía, ella decidió seguir otro rumbo. “Me obligaron a estudiar gastronomía, pero preferí finanzas”, nos confiesa. Esa decisión fue clave para construir su propio legado.
Antes de asumir las riendas de Ambrosía, Alejandra Ríos decidió trazar un camino diferente al que su familia esperaba. Aunque el negocio familiar llevaba décadas de éxito en el sector de gastronomía y eventos, Alejandra sabía que para liderarlo algún día, primero debía formarse lejos de casa. Con ese objetivo en mente, se enfocó en las finanzas, un área que le apasionaba, los números. “Saber lo que te gusta es clave para saber hacia dónde dirigirte”, comenta. Esa claridad fue lo que la llevó a trabajar en banca de inversión y consultoría, ambientes exigentes que, aunque llenos de aprendizaje, también pusieron a prueba su identidad.
Alejandra enfrentó de primera mano los desafíos de ser una mujer joven en un entorno empresarial dominado por hombres. “Me hacían usar tacones, falda y maquillarme para citas. Eso no era lo mío”, recuerda con una mezcla de humor y determinación. A pesar de esas dificultades, nunca dejó de mostrar su capacidad y curiosidad por aprender. Durante sus años en finanzas corporativas, Alejandra fue más allá de lo que se le pedía, demostrando su valor desde su etapa como becaria. “Siempre fui muy visible”, señala, recordando cómo tomó la iniciativa de hacer más de lo esperado, desde organizar archivos programables automáticamente hasta crear relaciones con altos ejecutivos. Ese esfuerzo constante le permitió no solo desarrollar sus habilidades técnicas, sino también ganar la confianza de quienes la rodeaban.
Con un MBA de Harvard en su currículum y una sólida experiencia en empresas multinacionales, Alejandra decidió que era momento de regresar a Ambrosía. Al volver, encontró una unidad de negocios con oportunidades: comedores industriales y servicios corporativos, áreas sin una estrategia clara. Con la misma tenacidad que había mostrado en sus anteriores trabajos, se propuso transformarla. “Mi objetivo era que representara casi el 48% de los ingresos de la empresa, y lo logré en dos años”, cuenta con orgullo.
Sin embargo, el éxito no fue solo en números. Durante ese tiempo, Alejandra también vivió un despertar personal. Tras su paso por Harvard, donde estudió materias sobre igualdad de género y sesgo inconsciente, comprendió que quería liderar de una manera diferente. “Quise romper con las normas que yo misma viví en otros trabajos”, explica. Decidió que Ambrosía sería una empresa inclusiva, diversa y libre de estereotipos.
Una de sus primeras acciones como Directora General fue sacudir la cultura de Ambrosía. Se deshizo de los códigos de vestimenta tradicionales, eliminó la contratación basada en género, edad o color de piel, y transformó la empresa en un espacio inclusivo y diverso. “No podía ser abiertamente gay en mis primeros trabajos por miedo a represalias, incluso me inventé novios por presión social”, comparte Alejandra, recordando lo difícil que fue esconder su identidad. Esta experiencia personal fue la que la impulsó a crear un ambiente laboral donde nadie tuviera que esconderse.
Con una visión clara de lo que quería cambiar, Alejandra colocó una bandera gay en la puerta de su oficina y empezó a construir un espacio donde la autenticidad fuera la norma. Desde promover el liderazgo de mujeres hasta visibilizar a la comunidad LGBT+, su enfoque rompió barreras dentro y fuera de la empresa.
Alejandra no solo ha transformado Ambrosía, también ha dejado huella en el ecosistema empresarial mexicano. En 2021 lanzó Meraki Ventures, un fondo de inversión con el que apoya a empresas en etapas tempranas, invirtiendo y mentoreando a emprendedores con grandes ideas. Además, forma parte del fondo de inversión de capital de riesgo Soldiers Field Angels, donde junto a exalumnos de Harvard, invierte en proyectos con alto potencial de crecimiento. También es consejera independiente y, a través de estas plataformas, se ha convertido en un referente para mujeres y miembros de la comunidad LGBT que buscan romper techos de cristal.
Como Tiburona en Shark Tank, se ha convertido en una figura visible para otras mujeres y personas de la comunidad LGBT que buscan referentes. “A mí me hubiera encantado de chiquita ver a una persona que se pareciera a mí”, comenta, subrayando la importancia de la representación. También destaca que solo el 7% del capital de riesgo va a mujeres, y apenas el 28% de los consejos directivos están integrados por ellas. Para ella, esta desigualdad es un reto que necesita ser resuelto.
Cuando se le pregunta qué consejo le daría a otras mujeres que aspiran a liderar, Alejandra es clara: “Investiga a las empresas en las que vas a trabajar, que sus valores hagan match contigo. Nunca dejes de prepararte y busca siempre una red de apoyo.” Su experiencia, desde sus días como becaria hasta su ascenso a Presidenta Ejecutiva, refleja la importancia de la persistencia, la curiosidad y la capacidad de forjar relaciones estratégicas.
Alejandra Ríos es una líder que no acepta un “no” como respuesta y mucho menos los límites que otros intentan imponerle. Su capacidad para desafiar el status quo, construir una cultura empresarial basada en la inclusión y llevar a Ambrosía a nuevos
horizontes la convierte en una referente obligada para las futuras generaciones de líderes. Inspirada por mujeres poderosas como Marixa Lasso, historiadora que desafía las narrativas tradicionales, y Billie Jean King, la tenista que cambió la conversación sobre igualdad en el deporte, Alejandra reconoce la importancia de seguir el ejemplo de aquellas que se atrevieron a romper barreras antes que ella.
“Lo que más me inspira es pensar en todo lo que aún podemos lograr”, dice con la mirada fija en el futuro. Porque para Alejandra Ríos, el camino apenas comienza y su legado no solo está en los números, sino en el impacto que tendrá en cada persona que encuentre en ella una fuente de inspiración.
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