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Hay historias que trascienden porque son una inspiración viva de lo que significa creer en una misma y convertir los sueños en realidades tangibles.
Erika Quevedo, Directora General del Consejo de Empresas Globales, no solo es un ejemplo de liderazgo, sino una mujer que ha demostrado que el éxito es la suma de ambición, preparación y valentía.
En esta cuarta entrega de Ellas Lideran, conocerán a una mujer que sabe, con convicción, que el poder no se pide: se toma.
Erika es una mezcla de raíces tabasqueñas, chiapanecas y yucatecas. Creció en Villahermosa, una ciudad del sur de México donde, en aquél entonces, las grandes oportunidades parecían lejanas, pero su entorno familiar le enseñó a soñar sin límites. Su curiosidad innata, junto con el apoyo inquebrantable de su padre —a quien define como “el mayor feminista” en su vida— trazaron los caminos que ella misma se encargó de recorrer.
“Mi papá me animó siempre, me decía que era la mejor. Y mi tía, una doctora en derecho que estudió en La Sorbona, fue mi modelo a seguir. Yo quería ser como ella, viajar por el mundo y romper esquemas”. Ese deseo la llevó a tomar decisiones audaces desde muy joven, como dejar su tierra para estudiar Comercio Internacional en la Universidad Madero.
Tras terminar su carrera, Erika decidió que su primer trabajo en Chiapas no estaba a la altura de sus expectativas. Con tan solo 20 años, tomó una decisión que marcaría su vida: pedir lo que quería. “Aprendí que cuando alguien realmente quiere ayudarte, te ayuda. Y también aprendí que hay que atreverse a pedir”.
Con determinación, contactó al entonces presidente del Congreso del estado y consiguió una audiencia. Esta conexión la llevó a su primera gran oportunidad profesional en la Ciudad de México. “Fueron 18 horas en camión para llegar a una entrevista que conseguí. Llegué tarde, pero la historia de mi trayecto tuvo algo que gustó, porque me dieron el puesto”, recuerda.
Este momento marcó el inicio de una carrera llena de logros que incluyen su papel como negociadora en tratados de libre comercio con países como Japón, India y la Unión Europea, y su representación de México en foros internacionales como la OCDE, la OMC y la ONU.
Sin embargo, el camino no siempre fue fácil. En un momento de su vida, Erika vivió el desgaste que puede venir con el éxito. “Un día, corriendo de una reunión a otra, me dio un ataque de pánico. Terminé en el hospital y la recuperación me tomó un año. Esa experiencia me enseñó que jamás volveré a sacrificar mi salud y mi familia por el trabajo. La entrega tiene límites”.
Esa experiencia la llevó a replantear sus prioridades y a buscar posiciones que ofrecieran crecimiento sin comprometer su bienestar. De ahí en adelante, sus logros han sido tan estratégicos como intencionales, como la creación de una campaña multisectorial en el Movimiento por una Vida Saludable o la transformación del Consejo de Empresas Globales bajo su liderazgo.
Hoy, Erika lidera una organización que representa a más de 60 empresas internacionales, promoviendo un entorno favorable para la inversión en México. Pero para ella, el poder conlleva responsabilidad. “El poder no se pide, el poder se toma. Pero cuando lo tomas, debes estar lista para compartirlo también”.
Y así como Erika ha inspirado a muchas mujeres con su historia, ella también se inspira y admira profundamente a grandes mujeres CEO´s en México, de quienes entre otras cosas, ha aprendido la importancia de escuchar con total atención y a atreverse a hacer las preguntas incómodas.
Para Erika, el liderazgo no solo se trata de enseñar, sino también de aprender constantemente de quienes nos rodean.
El legado de Erika no solo está en sus logros profesionales, sino en el mensaje que deja a las nuevas generaciones. “Crean en ustedes mismas. No boten sus sueños por las opiniones de otros. Hoy estamos listas para ejercer el poder y para asumir la responsabilidad que conlleva”.
Para mí, Erika Quevedo no solo es una líder destacada; es un ejemplo de cómo la ambición puede ser un motor para construir una vida plena y de cómo los cambios, aunque difíciles, son el camino hacia el éxito verdadero. Su historia es una invitación a mirar más allá de los límites impuestos y a ser valientes al perseguir aquello que realmente importa.
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